DF Tax | La reforma de las convicciones tributarias
Álvaro Moraga, socio de Moraga y Cía y académico de la UAI.
- T+
- T-
Álvaro Moraga
La semana pasada fue promulgada la reforma tributaria impulsada por el gobierno de Sebastián Piñera, aun cuando es más justo hablar de la reforma tributaria del ministro Ignacio Briones. Como en todos los acuerdos, ambas partes cedieron en sus posiciones iniciales, obteniéndose logros importantes.
Así por ejemplo, se llegó a un acuerdo que eliminó el sistema de renta atribuida, que mantiene el sistema de renta semi integrada para las grandes empresas y que permite que el 96,9% de las empresas -las PYME- puedan volver al sistema de integración total del impuesto a la renta. También se logró cumplir, respecto del mismo 96,9%, la rebaja en el impuesto del 27% al 25%, además de simplificar su contabilización, administración y pago de los impuestos. En definitiva, se puede afirmar fundadamente que, a partir de la entrada en vigencia de la reforma, las empresas que ganan más, pagan más.
Ello, porque si bien las grandes empresas representan el 3,1% del total, sus ingresos significan el 75,9% de las ventas, según los resultados de la 5ta Encuesta Longitudinal de Empresas (ELE-5) conocidos en el mes de mayo de 2019. Y lo mismo respecto de las personas naturales, a quienes se incorporó un nuevo tramo de Global Complementario (40%) para los ingresos más altos, y una nueva sobretasa a nivel de contribuciones para bienes raíces de alto valor.
A ello se suma la exención de contribuciones para los adultos mayores de ingresos más bajos, medidas que fomentan la inversión, como también una nueva Defensoría del Contribuyente y con ello la decisión del ministro de convocar a comisiones de expertos para fijar una "nueva hoja de ruta" en materia tributaria que se abocará a revisar las exenciones y regímenes especiales existentes.
Sin embargo, llama la atención que parlamentarios de oposición sigan hablando de nuevos aumentos a la carga tributaria con la excusa de la muy costosa Agenda Social. Entender que aumentar los impuestos significa un automático aumento en la recaudación fiscal es un error básico, y transformar el sistema tributario en un todo orgánico manoseable por la autoridad política de turno es demoledor para cualquier economía. Durante los próximos años, la estabilidad política y la seguridad jurídica serán valores que se verán fuertemente afectados, y con ello el crecimiento de nuestra economía, verdadera fuente de mayor recaudación.
Por todo lo anterior, llega el momento de cambiar la convicción que existe en algunos -de que para financiar el gasto social sólo sirve subir los impuestos- por la de la urgente necesidad de generar el marco jurídico que permita controlar en forma permanente la eficiencia del gasto y dar cuenta transparente de ello a la ciudadanía. Todos quienes hemos pasado por períodos de estrechez nos hemos podido dar cuenta que el uso eficiente de los ingresos es tan o más importante que el monto de los mismos.